Colaboración en El País [PRENSA]

Emociones y Sexualidad en Mordiscos y Tacones

09-07-2018
Centrum

A la hora de abordar la relación entre emociones y sexualidad conviene tener claro la distinción entre deseo sexual y excitación sexual.

El deseo sexual es una experiencia subjetiva mientras que la excitación sexual es una respuesta fisiológica con manifestaciones físicas como la erección o la lubricación vaginal entre otras.

¿Qué relación se establece entre emociones, deseo sexual y excitación sexual? ¿Una mala regulación emocional puede incidir en nuestro deseo sexual, en la excitación o en ambas? 

Todas las personas tenemos dos tendencias de acción innatas: acercamiento y defensa. La primera nos lleva a relacionarnos, vincularnos, cuidar y a enamorarnos. El deseo sexual está relacionado con ésta. Cuando el deseo sexual se activa nos sentimos receptivos y sensibles a la estimulación erótica. En condiciones normales buscamos el acercamiento y la satisfacción sexual. Por otro lado, cuando nos sentimos en peligro de ser dañados, activamos emociones, pensamientos y conductas asociados al otro sistema de acción, el sistema de defensa.

En nuestra vida hay momentos en que tenemos que afrontar una situación con una carga emocional difícil de procesar, que nos desborda, situaciones traumáticas… ¿Puede verse alterada nuestra vida sexual por ello?  La respuesta es “sí”. Efectivamente una mala regulación emocional puede llevar a que una emoción provoque un efecto determinado en nuestro deseo sexual o en nuestra excitación sexual, afectándolos.  

Va a ser básicamente el miedo la emoción que va a movilizar mecanismos de defensa que puedan afectar a nuestra vida sexual. ¿Cómo? Nuestra directora, Francesca Román, habla sobre ello en el periódico El País; dentro del artículo «Supervivientes emocionales«, de Celia Blanco.

Supervivientes emocionales

En algunos casos, si la vida sexual se ve muy afectada por una mala regulación emocional (duelos vinculares patológicos, estrés o ansiedad generalizada…) la ayuda profesional puede ser muy eficaz. Técnicas como EMDR pueden ayudar a “desatar” nudos emocionales elaborando conflictos, gestionando las emocionadas asociadas de una forma más adaptativa y  en un espacio tiempo mucho menor que con otras técnicas terapéuticas más tradicionales.

Cuando el deseo sexual se ve afectado en un espacio de pareja otras técnicas psicológicas con Mindfulness,  que se basa en la atención plena en el momento presente, pueden ser muy eficaces para aumentar nuestra confianza, mejorar la intimidad sexual y construir una mejor relación de pareja.