Lo que entendemos como depresión post-vacacional es en realidad un síndrome relacionado con el proceso de adaptación que tenemos que llevar a cabo muchas personas después de las vacaciones.
Realmente no aparece como tal identificado y etiquetado en ningún manual diagnóstico médico o psicológico, pero hablar de «depresión postvacacional» se ha popularizado y extendido en los últimos años al referirnos a un cuadro de molestias que sufrimos al reincorporarnos al ritmo de vida habitual después del descanso vacacional.
Al tener que hacer frente a las responsabilidades, obligaciones y dinámica de nuestra rutina diaria, muchas personas sufrimos un malestar psicológico caracterizado por síntomas asioso-depresivos. Volver al trabajo, las compras, llevar al colegio a los niños y organizar nuestro día a día de nuevo nos generan un cuadro de micro-estrés cuyos síntomas suelen ser: mayor irritabilidad, tristeza, cierta dificultad para conciliar el sueño, molestias intestinales, musculares y dolor de cabeza.
Depresión postvacacional: cómo distinguirla
Es importante que no confundamos el estado de ánimo decaído asociado al síndrome postvacacional con una depresión clínica. Algunos síntomas como la tristeza pueden ser comunes, pero se distinguen por su intensidad y la duración .
Mientras que los síntomas asociados a la DEPRESIÓN POSTVACACIONAL no suelen durar más allá de unos días (5 u 8 días como máximo) en el caso de la DEPRESIÓN CLÍNICA estamos hablando de semanas y meses.
Tengamos en cuenta que la DEPRESIÓN es una enfermedad clínica, recogida por tanto en los manuales de Medicina y Psicología, con unos síntomas perfectamente definidos: tristeza, falta de deseo de interacción con los demás, trastornos de sueño, alteraciones de peso y del apetito, cansancio permanente, ideas recurrentes sobre la muerte o incluso el suicidio.
Cómo evitar la depresión postvacacional
Pese a todo, no tenemos por qué sufrir las molestias asociadas a la depresión postvacacional. A veces, pequeñas cosas como un cambio de actitud o una ligera modificación de un hábito puede ayudarnos en el proceso de adaptarnos a la rutina. ¿Cómo?
- Primero: Ten en cuenta que se trata de un proceso breve de adaptación. Serán sólo unos días.
- Después: Echa mano del humor y piensa en positivo. Relativiza: ¿es tan grave?
- Y además … Gratifícate con una mini-vacación o una escapada de fin de semana. Planificarla, pensar en ello te ayudará a sobrellevar mejor la vuelta a la rutina.
Algunos pequeños trucos como llegar un par de días antes de la vuelta al trabajo, para que la adaptación sea más progresiva, pueden ayudar también a evitar la depresión postvacacional.
No obstante, si estás todavía de vacaciones… disfruta.