Hay personas para quienes las relaciones de pareja acaban siendo una fuente de intenso sufrimiento. Se sienten «enganchadas» a su pareja y atrapadas en un modelo de relación sin equilibrio que supone insatisfacción y dolor. Se ha definido esta forma de vincularnos en pareja como dependencia emocional. ¿Eres dependiente emocional? ¿Cuáles son las claves de la dependencia emocional?
La dependencia emocional se define como la necesidad extrema de afecto que una persona siente hacia su pareja o hacia sus sucesivas relaciones.
Cuando tenemos dependencia emocional nos cuesta concebir la vida sin la persona de la que dependemos. Las personas dependientes sienten que su pareja es quien da sentido a su vida, por ello cuando la relación se acaba el dependiente vive la ruptura como un hecho dramático y o bien intenta recomponer la relación como sea y al precio que sea , pese a saber que aquélla haya sido nefasta, o bien salta rápidamente a otra relación para cubrir con este nuevo vínculo su necesidad de afecto y compañía.
Un bajo autoconcepto, déficit de autoestima, no sentirse a gusto consigo mismo e incluso cierto autodesprecio son algunos de los rasgos característicos de las personas dependientes que explican y nos ayudan a entender e identificar las claves de la dependencia emocional.
La prioridad de la persona con dependencia emocional
Para las personas con dependencia emocional la relación de pareja es su prioridad y se convierte en su eje vital. Frecuentemente esta prioridad sobre todos y sobre todo es concedida voluntariamente, sin que haya una demanda de primacía por parte de la pareja.
El pensamiento del dependiente está ocupado casi en su totalidad por la otra persona: vive para su pareja. Todo lo demás pasa a un segundo plano, lo que conduce con frecuencia a un aislamiento de los amigos y de la familia, con los que se va perdiendo contacto y se acaban perdiendo lazos.
La necesidad de presencia
La necesidad psicológica que la persona dependiente emocional tiene de su pareja se traduce con frecuencia en llamadas constantes, apariciones en los lugares frecuentados por la pareja, mensajes de texto constantes, etc. Cualquier conducta, argumento, momento o excusa que posibilite el contacto con la pareja es válido para el dependiente pero acaba generando en la pareja una sensación de control excesivo y agobio.
El resultado final de esta situación asfixiante suele ser o bien la ruptura o bien el establecimiento de límites claros sobre lo que se desea y lo que se considera una conducta entrometida o agobiante por parte de la pareja, demarcando dónde se permite la presencia y con qué frecuencia.
Cualquiera de estas dos posibilidades, ruptura o reglas de interacción limitantes, resulta dolorosa para el dependiente emocional. El fin de la relación le coloca frente a una soledad insufrible, pero asumir una reducción de contacto va en contra de sus necesidades y de sus deseos. En este segundo escenario la persona con dependencia emocional sentirá la humillación del sometimiento a unas normas no pactadas sino impuestas, ante las que no se puede rebelar ya que suponen un mal menor frente a la alternativa de la ruptura y el vacío de la soledad.
Dependencia emocional: fusión y confusión.
Las personas con dependencia emocional sienten un intenso deseo de exclusividad frente a su pareja que se traduce en un aislamiento de las personas significativas de su entorno. Esperan que la pareja les corresponda en la misma medida y dedicación para así acabar fundiéndose en un sólo cuerpo y una sola mente dentro de esfera donde sólo estén ambos.
La realidad en estos casos suele ser que la pareja no participe de esta necesidad de exclusividad, o al menos no con la intensidad del dependiente, por lo que intentará marcar unas pautas propias o incluso un cierto distanciamiento que acabarán causando una vez más, sufrimiento y frustración a la persona con dependencia emocional.
El precio de la dependencia emocional
La subordinación y la sumisión hacia su pareja es el precio que el dependiente paga sin esfuerzo en los primeros momentos de la relación con tal de no generar conflictos y garantizar la consolidación de la misma.
Aceptar esta posición de desequilibrio en la pareja es factible desde la perspectiva de la persona dependiente. Su bajo autoconcepto le permite vivir sin conflicto interno situaciones de inferioridad. A esto se une la percepción idealizada que hace de su pareja a quien suele describir en términos de grandeza y perfección. Para el dependiente el bienestar del otro es lo único importante y si para lograrlo de sacrificar sus deseos e intereses para cubrir las necesidades del otro, lo hará de buen grado.
Progresivamente, según va pasando el tiempo y se va consolidando esta dinámica el dependiente emocional se siente atrapado en una espiral de gran sufrimiento y humillación. Romper resulta inconcebible porque tendría que enfrentarse ante una soledad inaceptable, por lo que la única opción posible parece ser continuar en este escenario doloroso o esperar hasta que pueda encontrar a otra persona y así poder saltar a otra relación.
¿Soy dependiente emocional?
Identificar la dependencia emocional es el primer paso hacia la salida de esta situación pero esto a veces no es suficiente.
Cuando nos damos cuenta de que este patrón de relación se ha repetido en varias ocasiones a lo largo de nuestra historia y que tenemos un largo historial de relaciones dependientes, la ayuda de un profesional es necesaria.
Superar la dependencia emocional es el primer paso para una relación de pareja más gratificante e igualitaria. En CENTRUM Psicólogos podemos ayudarte a acabar con el problema de la dependencia emocional, aumentando tu autoestima, mejorando tu autoconcepto y recuperando el bienestar en tus relaciones de pareja.
Referencias Bibliográficas
Castello, J. (2000, febrero-marzo). Análisis del concepto «Dependencia Emocional». I Congreso Virtual de Psiquiatría 1 ; Conferencia 6-CI-A. Extraído el 15 de marzo de 2014 de http://www.psiquiatria.com/congreso/mesas/mesa6/conferencias/6_ci_a.htm